top of page
  • Foto del escritorGustavo Méndez Osorio

ALBERTO DE LA VEGA MARTÍNEZ.


El 3 de septiembre de 1923 nació en la entonces campirana villa de Coxcatlán Alberto De la Vega Martínez, hijo del General Alberto De la Vega. Junto con el músico Andrés Altamirano Varela son los más grandes artistas de talla nacional nacidos en esta tierra.

Tras abandonar su población natal en 1948 estudió la carrera de escultor en la Escuela de Pintura y Escultura dependiente de la Secretaría de Educación Pública. Fue alumno del escultor centroamericano Francisco Zúñiga, con quien perteneció al movimiento artístico mexicano de “LAS PIEDRAS VIVAS”. En 1955 con su obra “Vendedora de tortillas” obtuvo el Premio Adquisición del Salón de la Plástica Mexicana, mismo que repitió en varias ediciones como 1956 con “La espina”, 1958 con “Maternidad” y 1959 con la escultura “Mujer reclinada”. Además de ganar el Premio Tolsá de la Primera Exposición Nacional de Escultura de México. Sus esculturas se

expusieron en el Salón de la Plástica Mexicana, el Palacio de Bellas Artes, la Galería de Escultura Nacional, la Exposición Bienal Interamericana, el Museo de Arte de Boston o la Exposición Bienal de París, encontrándose su obra hoy repartida en museos, universidades y colecciones particulares de México, Estados Unidos y Europa. Al final de sus días destacó como profesor de escultura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de San Carlos, en la Ciudad de México.

En Coxcatlán se encuentran dos esculturas de su autoría: el Monumento a la Madre, que adorna el jardín de la actual Casa de Cultura, y un busto de Aristeo De la Vega, en una residencia particular. Es irónico que la escultura de un miembro del movimiento de las Piedras Vivas tenga fama de cobrar vida en las noches y pasear al pequeño que reclina en sus piernas por los jardines de la Casa de Cultura, observada según la fantasía popular “por muchos” pero sin uno concreto.

Carlos Pellicer en 1967 se refirió a De la Vega con las palabras siguientes: “Nuestro escultor no imita el arte prehispánico; de él tiene buenas gotas de sangre. En el material que sea, sus cinceles se han abierto campo más a golpe de emoción que de martillo. Y su emoción es fuerte sin gesticulación. Con qué emoción la ternura y la fuerza se presentan en el grupo del hombre arrodillado con el niño en la espalda. La escultura de este maestro es como un mar dichosamente agitado. Cuando trabaja el mármol negro la luz se desprende de todas partes. Las herramientas sobre este material descubren luminosamente la belleza. México es un país de grandes escritores y pintores. No así de grandes escultores ni músicos, salvo rarísimas excepciones. Aquí está Alberto de la Vega, en su tercera exposición individual. Y aquí está con su espléndido talento”.


0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

LAS HACIENDAS.

COXCATLAN, Pue.- Las haciendas fueron uno de los problemas sociales que más alentaron el descontento social para la caída del régimen porfirista; aunque realmente no fue un problema nacido con don Por

LA RELIGIÓN DE LOS ANTIGUOS COXCATLECOS.

Coxcatlan, Pue.- La teología del México prehispánico es interesante debido a su complejidad. De los periodos Preclásico y Clásico, tenemos pocos datos sobre este tema. No es igual con el Posclásico, y

bottom of page