Por: Angélica Villa Enciso Como si los números de muertos por coronavirus sólo fueran estadísticas inertes, frías, que no representan a seres humanos que tuvieron aspiraciones, sueños, familias, padres, hijos y cónyuges, el gobierno de la Cuarta Transformación maneja los datos con un espantoso desdén. Apenas han transcurrido 24 días del año que inicia y ya se han agregado a las negras cifras de la pandemia 24 mil 891 decesos; lo que representa el 16.8 por ciento del total de muertos en lo que va de la crisis sanitaria.
Seguimos ocupando el deshonroso cuarto lugar mundial en número de decesos, considerando los números absolutos y oficiales; pero si nos atenemos a los datos reales, es decir, 350 mil decesos en relación a la población total del país, México ocupa el primer lugar en términos relativos (0.27 por ciento), mismo lugar que vergonzosamente ocupamos por muertes de personal médico, pues han perdido la vida 2 mil 470, según datos de El Universal del 7 de enero de este año. ¡Este espectáculo dantesco parece no tener fin! Ante lo grave de la situación, los científicos del orbe han emprendido una carrera contra reloj para encontrar una vacuna que acabe con el mortífero virus: SARS COV2. Fue el “Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, de Moscú, quien registró la primera vacuna contra el Covid-19 denominada Sputnik-V, desde el 11 de agosto de 2020 y a finales de octubre de ese mismo año, Rusia presentó ante la OMS las solicitudes para el registro acelerado y la precalificación de la vacuna”, (actualidad.rt.com). Posteriormente al anuncio, otras farmacéuticas informaron sobre la producción de otras vacunas, como Pfizer-BioNTech, Aztra Zeneca, Moderna, entre las principales. Aun cuando es imperiosa la necesidad de inmunizar a la población, “ninguna ha recibido todavía la autorización EUL/PQ de la Organización Mundial de la Salud (OMS)” (sitio web de la OMS); sin embargo, algunas han sido autorizadas de emergencia por organismos de salud nacionales, por eso, ya se está inmunizando de manera masiva a la población de los países que dieron su aprobación para la aplicación de estas. Ante lo apremiante de las circunstancias, las autoridades federales mexicanas con una actitud lerda y exasperante, apenas el 24 de diciembre dieron inicio a su anárquico plan nacional de vacunación, y después de un mes, sólo han aplicado 500 mil vacunas, inmunizando al 0.38 por ciento de la población con una sola dosis, falta la segunda; sin alcanzar a vacunar ni siquiera a todo el personal médico y sin contemplar al personal de hospitales privados; pero eso sí, los siervos de nación, léase estructura electoral de morena, políticos de ese partido y hasta artistas encumbrados, pero afines al actual gobierno ya fueron vacunados. En este “plan de emergencia”, tampoco consideraron a los trabajadores de las funerarias y otros que realizan actividades esenciales y de alto riesgo. A este ritmo, se necesitarían más de dos décadas para inmunizar a los 126 millones de mexicanos y eso, sin tomar en consideración que la vacuna se debe aplicar cada dos años. De manera malintencionada, el gobierno federal ha monopolizado el control de la vacunación, impidiendo la participación de los estados y de la estructura de salud existente para aplicarlas. A los gobernadores se les ha negado información, los 10 que conforman la Alianza Federalista denunciaron este hecho y solicitaron autorización para adquirir por su cuenta vacunas. Primero se les negó el permiso y ahora que se sabe que la producción de los fármacos ha sido ya acaparada por los países más ricos del mundo; se les otorga este, a sabiendas que esas solicitudes de compra estarían abasteciéndose hasta finales de año o principios del próximo, convirtiéndolos maniobreramente en corresponsables del fracaso del plan de vacunación; mientras tanto, seguiremos a expensas de lo que disponga el gobierno federal, padeciendo la pandemia y deplorando miles de muertes. Mentiras y más mentiras: ese ha sido el sello distintivo de la demagógica política de Morena, desde antes de su llegada al poder: han esgrimido banderas como “primero los pobres”, “combate a la corrupción y a la impunidad”, “la austeridad republicana” y ¡el colmo!, autonombrarse la “esperanza de México”; sin embargo, a cada paso que dan, la realidad los ha desenmascarado como lo que son: ¡unos embaucadores! La crisis sanitaria los ha exhibido aún más. A lo largo del año que terminó, las expresiones: “ya vamos saliendo”, “ya se va aplanando la curva de contagios”, “ya domamos la pandemia” y la última “somos el primer lugar en vacunación en América Latina”, aunque en los hechos ocupamos el lugar 43 de 51 países; ha quedado claro que son una sarta de embustes y hemos llegado al 2021 con la pandemia descontrolada, tan sólo el día 24 de este mes, se confirmaron más de 107 mil casos activos; las cifras más altas de este terrible flagelo. Esta ignominiosa situación ha sido propiciada por los gobernantes morenistas, quienes, en vez de atender las necesidades urgentes para controlar la peste, han priorizado el manejo de está, ajustándolo a los tiempos electorales y la vacuna misma, está siendo manejada como punta de lanza de su campaña publicitaria de promoción al voto a favor de su partido. Primero, por su indolencia e irresponsabilidad, generaron las condiciones para que se infectará el mayor número de mexicanos y ahora, se presentan como los salvadores del pueblo, cuando son los más grandes genocidas de la historia de México. Como crítica al ominoso proceder de los morenistas, cabe recordar las palabras de Fiódor Dostoyevski: “El que se miente a sí y escucha sus propias mentiras, llega a no distinguir ninguna verdad ni en su fuero interno ni a su alrededor, pues deja de respetarse a sí mismo y de respetar a los otros” y es así como, víctima de sus propias mentiras y malas acciones, el mismísimo presidente de la república, se encuentra contagiado de coronavirus; la realidad es terca y no perdona, ¿o será otra mentira más? Pero, ¿es posible controlar la pandemia? Sí, lo han hecho otros países como China, que ya regresaron a las actividades normales y su economía fue la única que creció en el mundo, al 2 por ciento; están también Japón, Cuba y Venezuela. Y para no ir muy lejos, en México, los municipios gobernados por líderes antorchistas, han emprendido una serie de acciones para proteger lo más preciado que es la vida de la población. Ejemplo de esta heroica lucha, es el municipio de Chimalhuacán, Estado de México: destinaron 100 millones de pesos del presupuesto; pagaron mil 550 pruebas covid y gestionaron otras 40 mil en el gobierno del estado para aplicarlas de manera gratuita a quienes lo necesitaron; otorgaron 23 mil dosis de medicamentos; 525 tanques y concentradores de oxígenos equipados y 2 mil 400 recargas del vital gas, ¡todo de manera gratuita! Financiaron 322 tomografías, consultas con neumólogos privados, estudios clínicos y también dotaron de 140 mil insumos para proteger al personal médico de los hospitales ubicados en Chimalhuacán y finalmente donaron un tomógrafo al hospital “90 Camas”. Suma y sigue, han apoyado a la población en el aspecto de alimentación (330 mil despensas) y con materiales de limpieza. Todo esto sin descuidar la construcción de obra pública, la educación, la seguridad y todas las actividades que comprenden la administración municipal; todo esto lo hicieron, a pesar del injusto y represivo recorte presupuestal que se le aplicó al ayuntamiento por mil millones de pesos anuales, por segundo año consecutivo. ¡Este es sólo un botón de muestra de la política social con que trabajan en las presidencias municipales dirigidas por líderes antorchistas! ¡Este noble esfuerzo se tradujo en la salvación de cientos de vidas de chimalhuacanos! Por esto, es obligación de todos los mexicanos no olvidar a las víctimas de la nefasta política demagógica de la 4T y de luchar para que se castigue conforme a derecho a toda la camarilla de criminales enquistados en el gobierno federal. Ya en Brasil, por ejemplo, se han desencadenado movilizaciones de protesta en más de 50 ciudades para condenar la política neoliberal e inhumana de Bolsonaro durante la pandemia, exigiendo castigo y que se le demande ante los tribunales de La Haya por crímenes de lesa humanidad. Es, por tanto, urgente, que todo el pueblo se una y alce la voz, para que en las próximas elecciones se expulse de los cargos de elección popular a toda la camarilla de Morenistas culpables de este desastre; sólo así, se estaría en camino para enderezar el rumbo del país.
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