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𝑬𝑳 𝑹𝑬𝑳𝑶𝑱 𝑫𝑬 𝑪𝑨𝑻𝑬𝑫𝑹𝑨𝑳, 𝐂𝐎𝐍𝐎𝐂𝐄 𝐒𝐔 𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀

𝘑𝘶𝘢𝘯 𝘔𝘢𝘯𝘶𝘦𝘭 𝘎á𝘮𝘦𝘻 𝘈𝘯𝘥𝘳𝘢𝘥𝘦 | 𝘊𝘳𝘰𝘯𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘖𝘧𝘪𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘛𝘦𝘩𝘶𝘢𝘤á𝘯

No hace muchos años la gran mayoría de habitantes de Tehuacán teníamos la costumbre de consultar la hora mirando el reloj de la catedral de la Inmaculada Concepción, que durante más de un siglo se convirtió en rector indiscutible del huso horario de los tehuacaneros, quienes ajustaban sus relojes caseros con el de esta iglesia y se acostumbraron a regirse por la hora que indicaba este bello reloj cuya historia es bien interesante, ya que su instalación no ocurrió cuando fue terminada la entonces Parroquia en el año de 1728, sino hasta casi siglo y medio después, en que un nutrido y entusiasta grupo de ciudadanos, viendo que se estaban formando los jardines del actual parque Juárez, propusieron la colocación de un reloj mecánico en la parte alta de la Parroquia para que luciera más acorde con la nueva fisonomía que tendría el centro de la ciudad, ya que hasta entonces el único tomador de tiempo que había era un reloj de sol colocado en 1810 que prácticamente estaba en desuso.

De esta manera se organizaron diferentes eventos para recaudar fondos que una vez reunidos, el siguiente paso fue el de encargar la compra del reloj, recayendo la responsabilidad en Juan Fortoul Perroud, ciudadano francés avecindado en Tehuacán, propietario de la entonces próspera hacienda La Buenavista, quien a su regreso de un viaje a su tierra natal trajo consigo el reloj el cual de inmediato se colocó en la parte superior del frente de la iglesia parroquial con solemne austeridad, puesto que no contaba con un monumento y solo quedó encerrado en un pequeño triángulo de piedra sin mayores ornamentos. Pero aun así los tehuacaneros no dejaban de admirar ese “gran cronómetro” como le llamaban entonces.

Al paso de los años, y con la influencia afrancesada de la época porfiriana, se determinó agregarle un monumento, el cual fue diseñado con dos figuras de ángeles, una mirando al oriente y la otra al poniente, que es como se encuentra hasta la fecha.

El torso desnudo de los ángeles provocó gran polémica entre la ciudadanía, al grado de que un nutrido grupo de damas pidió que estas figuras fueran retiradas, pero el mismo señor Fortoul trató de convencerlas de que esos ángeles solo eran una expresión artística, aunque al final se les extendieron las alas para cubrirles el pecho.

En 1918 el señor Mariano Amador fue designado como encargado del reloj, responsabilidad que posteriormente pasó a su hijo Miguel, el cual por muchos años le dio cabal mantenimiento.

La aparición de los relojes de pulsera y la consulta del horario en los teléfonos móviles, ha mermado un poco la autoridad del huso horario que proporciona el reloj de Catedral, pero sin duda sigue siendo un referente del tiempo para quienes habitamos esta ciudad.

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