A nivel nacional uno de cada 700 bebés nacidos vivos tienen Síndrome Down.
Estos pacientes son más propensos a contraer enfermedades cardiovasculares, hipotiroidismo, del sistema digestivo y endocrino.
Lupita es un ejemplo de vida, donde a sus cinco años la han intervenido tres veces de corazón.
El Síndrome de Down es un desorden genético que aunque no se conocen con exactitud las causas que provoca el exceso cromosómico, se relaciona estadísticamente a la genética y una edad materna superior a los 35 años; los mecanismos pueden ser esporádicos o hereditarios. A nivel nacional uno de cada 700 bebés nacidos viven con éste, así lo informó el servicio de Genética del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de la delegación Puebla.
Azucena Sánchez Ortega, especialista en genética del IMSS comunicó que este servicio atiende entre 15 a 20 pacientes a la semana. Unas de las características de este síndrome es la hopitonía: su cuerpo es flácido y se sienten como si fueran "muñecos de trapo”, rasgos faciales, en el cráneo, la forma de los ojitos hacia arriba y puente nasal aplanado.
Un pequeño que nace con este desorden se le debe dar una valoración multisistémica, desde el audiólogo, cardiólogo, problemas cervicales, alteraciones gastrointestinales, entre otras, ya que son más propensos a padecer enfermedades cardiovasculares, hipotiroidismo, sistema digestivo y sistema endocrino; el 40 por ciento de los pacientes lo padecen, aseveró.
Lupita fue una niña prematura que nació a los seis meses de gestación, ya que su frecuencia cardiaca era muy baja, por ello fue necesario realizar la cesárea, donde a la hora de nacer se informó a sus padres que la pequeña tenía Síndrome de Down
Mayela Ibarra Osorio madre de pequeña de tan sólo 5 años de edad, narra que a su corta edad la han intervenido quirúrgicamente tres veces de corazón abierto y la situación ha sido muy difícil ya que aparte tiene una bebé de seis meses y un niño de ocho.
En febrero del año pasado Lupita fue trasladada al Hospital Siglo XXI de la Ciudad de México, para intervenirla y dar seguimiento a su padecimiento cardiológico.
Sin embargo esto no le ha impedido a Lupita a llevar una vida común, “todos la tratamos igual como una niña normal, va y viene, juega, come ella sola, no habla muy bien, pero ella lleva una vida normal como sus otros hermanos. Es muy sociable, hiperactiva, no se cansa” así lo dio a conocer mamá de la pequeña.
Por último Sánchez Ortega dio a conocer que la calidad de vida de estas personas depende de los padecimientos por los que han pasado, sin embargo la expectativa de vida en promedio cuando se detecta a tiempo, sigue el tratamiento y cuidados adecuados, el porcentaje oscila entre los 50 a los 60 años.