El pasado 18 de junio se cumplieron 75 años del fallecimiento del ilustre médico Ricardo Cacho Jiménez, por lo que presentamos una semblanza de su fructífera existencia. El 18 de junio de 1890 nació en la hacienda de Calipan, municipio de Coxcatlán, José Ricardo Miguel María. Sus padres fueron el agricultor Miguel Cacho Apezechea y Luisa Jiménez. Siendo un niño vino a la ciudad de Tehuacán a estudiar la educación elemental en el afamado Liceo Guadalupano, dirigido por el talentoso profesor Pedro J. de la Llave. De ahí, el joven Ricardo –como todos le llamaban- pasó a estudiar al Colegio del Estado en la capital poblana. El 4 de abril de 1914 ingresó como alumno numerario a la Escuela Nacional de Medicina, con el grado de sargento segundo de infantería.
El 3 de mayo de 1917 se le expidió el nombramiento de alumno practicante del Hospital Militar de Instrucción. En ese mismo año, en septiembre, ya como teniente aspirante, continuó sus estudios de medicina en la Escuela Constitucional Médico Militar. El 16 de enero de 1918 recibió el nombramiento de capitán primero pasante de medicina y el 31 de mayo se le hizo entrega de su título de médico cirujano, el cual fue firmado por el Presidente de México, don Venustiano Carranza. Ricardo Cacho se recibió con el grado de mayor médico cirujano en el Hospital Militar de Instrucción.
1918 fue un año de gran trascendencia para Ricardo Cacho ya que el 21 de junio fue nombrado jefe sanidad militar del Estado Mayor, que estaba bajo el mando del general de división José Agustín Castro. Dos meses después llegó a Tehuacán como director del Hospital Militar y el 22 de noviembre contrajo nupcias con María de Jesús Madrid de la Rocha, originaria de Zinapécuaro, Michoacán. De este matrimonio nació una niña que llevó por nombre Rosa Libia.
Ya establecido en esta ciudad, vivió en el callejón de Alatriste e inició el ejercicio de su profesión distinguiéndose por su altruismo al conceder consultas y medicamentos gratuitos a personas que carecían de recursos; también recorría semanalmente poblaciones aledañas para atender a infinidad de enfermos, convirtiéndose en un incansable benefactor de los menesterosos. En 1930 recibió el nombramiento de director del Hospital Municipal, y en 1931 concluyó el último tercio como Presidente Municipal de Tehuacán por ministerio de la ley.
El doctor Ricardo Cacho Jiménez realizó profundos y serios estudios sobre las propiedades curativas de las aguas de Tehuacán, al grado de que no dudó en viajar hasta Vichy, al sur de Francia, para comparar esas también famosas aguas con las de esta ciudad.
En 1934 formó parte del primer comité de la Subdelegación de la naciente Cruz Roja y, por unanimidad, fue electo presidente, aportando sus inmensos conocimientos profesionales y su equipo para cirugía, con lo que esta benemérita institución logró aliviar el dolor de muchísimas personas que ahí acudieron a atenderse.
Cuando apenas contaba con 45 años de edad fue sorprendido por la muerte, a las 3:55 horas del 24 de diciembre de 1935, y su sepelio fue uno de los más recordados en esa época ya que acudió gente de todas las posiciones sociales.
Para honrar la memoria del doctor Ricardo Cacho Jiménez, el 23 de noviembre de 1954, el entonces presidente municipal, don Rogelio Gómez Rivero, develó dos placas colocadas en el antiguo callejón de Alatriste para imponerle el nombre del llamado médico filántropo. Y después de más de medio siglo los tehuacaneros tenemos plenamente identificado este sitio como el “callejón Ricardo Cacho”.