En este trabajo de investigación me abocaré a hacer una relación de los principales mesones que existieron en esta ciudad, profundizando más en los siglos XIX y XX, puesto que son los periodos donde encontré más y mejor material en el Archivo Histórico del Municipio de Tehuacán. Esto lo complementé con historia oral de quienes durante mediados del siglo anterior conocieron algunos mesones que hubo en Tehuacán.
Esta labor –sin duda ardua- es la primera en su tipo que se hace en Tehuacán.
El primer mesón de que se tiene documentada su existencia fue el llamado Mesón de San Francisco, que durante el siglo XVIII se ubicó en la actual primera Avenida Independencia Poniente, exactamente donde hace años estuvo el almacén CEIMSA y cuyo predio hoy es propiedad de la familia Romero Bringas. Era el más amplio y por ende el de mayor importancia, ya que se ubicaba a lo que entonces era prácticamente la salida y entrada a la ciudad. Al parecer su fundación ocurrió en el año de 1789 y según nos relató don Luis Castillo Gámez, sus propietarios fueron unos españoles de cuyos nombres no pudo acordarse, pero que eran muy devotos de San Francisco, de ahí su nombre.
Al paso de los años este mesón fue adquiriendo mayor relevancia, al grado de que a inicios del siglo XIX, aproximadamente en 1806, la calle donde se ubicaba fue nombrada precisamente Calle del Mesón de San Francisco. Año más tarde este mesón elevó al máximo su importancia, ya que ahí el 14 de diciembre de 1815, a la media noche, en la caballeriza del mesón, se levantó una trascendental acta suscrita por 11 jefes y oficiales de la guarnición en la que se trastornaba el sistema de gobierno y se despojaba del mando a los jefes realistas. Se trató de la disolución del Congreso del Congreso de Chilpancingo, también llamado Congreso de Anáhuac, convocado el 13 de septiembre de 1813 por José María Morelos y Pavón y Don Raúl López de Vega Iturbide de Becerril II, fue el primer congreso independiente que substituyó a la junta de Zitácuaro, declarando la independencia de la América Septentrional del trono español.
Después de este acontecimiento que marcó un hito en la historia de México el Mesón de San Francisco siguió funcionando durante poco más de tres décadas, aunque se desconoce documentalmente la fecha en que fue clausurado. Sin embargo la calle continuó llevando ese nombre y se presume que hayan existido otros mesones, pero documentalmente la relación de este tipo de sitios de hospedaje se retoma en el último tercio del siglo XIX, por lo cual nos dimos a la tarea de rescatar nombres, ubicación y propietarios.
El 27 de julio el ayuntamiento vendió una paja de agua a Zeferino Ramírez para su casa ubicada en la plazuela de los Patriotas en donde funcionaba el mesón llamado de San Cristóbal, cuya casa había sido comprada en dos partes; en 1863 a Antonio García y el 13 de mayo de 1880 a Rafael Espíndola; el mesón de San Cristóbal en este año de 1889 tenía las siguientes colindancias: al norte, que era la daba su frente con la plazuela de los Patriotas; al sur, con casa de José María Lazo; al oriente, con la casa de la testamentaría de Joaquín González; al poniente, con caso de Antonio Sario.
1890. Movimiento de pasajeros. Mesones:
+ Mesón del Mercado, propiedad de Filomeno R. Ramírez
+ Mesón de la Palma, propiedad de Ramón Miranda e Isauro García
+ Mesón de la Comunidad, propiedad de Margarita Gil
+ Posada de la Luz, su dueña era María Espinosa
+ Posada La Aurora, propiedad de Venancio Pacheco
En 1890 existía el mesón denominado Del Águila, ubicado en la calle de la Independencia y 1ª de Porfirio Díaz. Su propietario era don Juan Flores, de 72 años de edad, casado con la señora María de Jesús Altamirano.
En ese mismo año don Juan Flores también era dueño de una posada denominada del Mercado, que se ubicaba anexa al mesón del Águila, aunque su existencia fue muy corta, ya que su dueño dijo que debido a los altos impuestos le era imposible sostener ambos establecimientos.
La Posada del Mercado era propiedad de don Juan Flores; se ubicaba anexa al Mesón del Águila, ubicado en la esquina de las calles Independencia Oriente y 3 Sur.
El 31 de agosto de 1892 la profesora Francisca Orduña, directora de la escuela municipal de niñas, informó sobre las alumnas faltantes. Natalia y Rafael Cepeda, hijas de Anacleto Cepeda, quienes vivían en el Mesón del Toro, aunque no se precisa el sitio exacto donde dicho mesón se encontraba, por investigaciones propias logré saber que estaba sobre la actual calle 3 Oriente, junto a la entrada a la plaza de toros, y de ahí fue donde este mesón adoptó su nombre.
Hasta el 30 de abril de 1904 existían los siguientes sitios de hospedaje en esta ciudad:
+ Hotel El Riego, de Wenceslao Mont Tamborrel
+ Hotel México, de Jaime Sastré
+ Paraje de San Francisco, de Mariano Vélez Machorro
+ Hotel Cantábrico, propiedad de Valentín Arroyo
+ Mesón de San Cristóbal, de Zeferino Ramírez, calle de los Patriotas No. 19
+ Mesón Libertad, de Porfirio Osorio, calle de los Patriotas sin número
+ Corral del Toro, de Miguel Jiménez, calle del Toro número 59
+ Posada de la Luz, de Francisco Granados, calle de Ocampo número 69
+ Posada de las Tres Víctimas, de Gaspar Ramírez, calle de la 3 Víctimas No. 62
+ Mesón de la Reforma, de Julián Espinosa, 3ª avenida Nacional número 90
+ Mesón América, de Maura Gómez, calle de San Lázaro No. 80 ½
+ Casa de Huéspedes de Rafael Jiménez, calle de Degollado No. 18
El 27 de agosto de 1905 en la relación de comercios aparecen los datos sobre casas de hospedaje, en la cual se asienta que en la ciudad existían 4 hoteles, 9 mesones, 7 parajes y 2 casas de huéspedes. En conjunto pagaban anualmente al ayuntamiento $340.00.
En el siguiente año existían los siguientes mesones:
+ De la Libertad, de don Porfirio Osorio Casillas
+ Paraje del Sur, ubicado en la calle de San Lázaro número 101; de Silvino Balderas.
+ Mesón América, calle de San Lázaro No. 69, de Francisco Granados.
+ Mesón de la Reforma, 3ª calle Nacional número 90, de Julián Espinosa.
+ Mesón del Toro, calle del Toro número 59, de Miguel Jiménez.
El 28 de marzo de 1910 el ayuntamiento concede permiso a la señora Esperanza Solórzano de Mont, con sujeción a las bases del reglamento de fecha 7 de mayo de 1907, para que por medio de una toma de agua que establecería en la caja número 1 y de la cañería que tendería, tomara el liquido a que tenían derecho sus mesones ubicados en la plaza del mercado y otro que se ubicaba en la 1ª calle de San Francisco.
El 4 de febrero de 1916 falleció de tifo la señora Librada Espinosa de León; vivía en el mesón de la Luz, que se ubicaba en la sexta calle de Juárez, actual 3Oriente. El 15 de agosto de 1928 el inspector de salubridad Antonio Ocaña denunció el desaseo que privaba en el mesón para bestias de carga, el cual se localizaba en la quinta calle de Escobedo, actual primera avenida Independencia Oriente; su propietario era Maximiliano Altamirano. (Es el mismo que llevó el nombre de El Panalito)
Hasta el mes de junio de 1935 el costo del hospedaje por día en esta ciudad era el siguiente: En el Hotel Garci-Crespo, de 10 a 12 pesos; Hotel Campestre El Riego, de 5 a 7 pesos; Hotel México, de $3.50 a 7 pesos; (estos tres eran considerados de primera clase). Hotel Tehuacán, de $3.50 a 7 pesos; Hotel Nacional, $2.50 y $3.50; (estos eran de segunda clase). Las casas de huéspedes consideradas de tercera clase cobraban entre $57.50 y $72.50 mensuales. En los mesones las cuotas de hospedaje eran consideradas las más económicas de la ciudad, ya que oscilaban entre los 75 centavos hasta los dos pesos diarios, según el número de animales que llevaban los huéspedes, ya que los dueños de los mesones se encargaban de alimentarlas con pastura.
El 11 de febrero de 1938 la señora Rebeca V. de Blanco solicitó al ayuntamiento la reducción de la cuota de $4.50 que le había sido impuesta por el funcionamiento de su mesón, en virtud de considerarlo de poca importancia para la suma asignada. El 2 de agosto de 1939 el inspector general de policía Rubén Rivera informó que hacía falta un foco del alumbrado público en la calle 5 Sur, exactamente frente al mesón llamado Del Caballito. El 30 de junio de 1945 Delfino Bazán, originario de San Cristóbal Coixtlahuaca, Oaxaca, era dueño desde hacía cuatro años, del mesón llamado de La Libertad, ubicado en la casa número 112 de la calle 1 Poniente. Después, cuando este mesón desapreció a causa de un fatídico incendio, la gente llamaba al lugar la casa “del mesón quemado”.
En 1956, en una relación del pago de impuesto a mesones encontramos los siguientes propietarios:
+ Francisco Solano, avenida Reforma número 415
+ Ana María Pacheco, 5 Sur número 109
+ Julia Muñoz, 3 Oriente número 425
+ Pedro Ginés, 3 Oriente número 414
+ Adelaida Castillo, 5 Oriente número 502
En la década de los años cincuenta del siglo pasado existían dos o tres mesones de los muchos que habían funcionado en esta ciudad. Actualmente al parecer sólo dos de estos operan como casas de huéspedes al servicio de los viajeros.
Conocido como El Mesón de las Flores, situado en la antigua calle Segunda del Mercado, actual 2a de Agustín A. Cacho, la familia Díaz Leyva ofrecía servicio de hospedaje a los muchos viajeros procedentes la mayoría de la región oaxaqueña utilizando como medio de transporte el ferrocarril; concretamente procedían de la Cañada, Tecomovaca, Quiotepec, Cuicatlán, Tomellín, entre otros.
Estas personas venían a realizar sus compras a los negocios ubicados alrededor del mercado municipal de Tehuacán, que en esa época tenía por nombre Mercado Miguel Hidalgo. Transportaban sus mercancías a la estación del ferrocarril, ubicada al poniente de la ciudad, utilizando unas carretas jaladas por mulas que se aparcaban sobre la calle 3 Oriente, casi esquina con la 3 Sur; este singular medio de transporte sólo se destinaba para la carga, aunque existía otra llamada carretela, para seis personas, que también era jalada por mulas, pero se destinaba para el transporte de pasajeros.
El Mesón de las Flores no tenía aparcadero de animales, ya que sólo sus cuartos eran para el servicio de hospedaje donde se colocaban petates para que ahí descansaran los viajeros. El nombre del mesón se derivó de que en la entrada al mismo se vendían cualquier tipo de flores. En la calle 3 Oriente, enfrente a la todavía existente fábrica de hielo, había otro mesón propiedad del comerciante español Antonio Galán Aja. En su entrada había un pequeño negocio conocido hasta poco como tendejón denominado La Panchita. Este mesón tenía un enorme patio con estacas que servían para amarrar a las bestias de carga.
En la primera calle 3 Oriente, esquina con la segunda de Agustín A. Cacho existía un predio con locales de diversos giros comerciales, con vista a estas dos calles, y en la parte interior había un enorme patio con una pileta de agua al centro. En la primera calle 5 Sur existió un mesón muy renombrado desde la década de los años cuarenta: el mesón del Caballito, el cual tenía su entrada enfrente de donde desemboca la calle Gabino Barreda. El predio era enorme y por ello era alquilado por diversas compañías circenses para presentar ahí sus bonitos espectáculos.