top of page

DON JOAQUÍN PAREDES COLÍN A 150 AÑOS DE SU NATALICIO.


Desde esta tribuna rindo respetuoso homenaje a nuestro ilustre historiador don Joaquín Paredes Colín al conmemorarse el 16 de marzo –como una feliz coincidencia con el día en que Tehuacán se elevó a la categoría de ciudad- los 150 años de su natalicio, presentando una semblanza con pasajes y vivencias inéditas de quien legó a esta ciudad sus valiosísimos libros Apuntes Históricos de la Ciudad de Tehuacán (que cumple su primer centenario) y El Distrito de Tehuacán que han sido de enorme utilidad para conocer nuestro pasado.

Su primera fotografía cuando contaba con 12 años de edad

El 16 de marzo de 1860 en esta ciudad nació Joaquín Paredes Colín, hijo primogénito de don Joaquín Paredes Curiel y de doña Juana Colín. Su niñez y parte de su juventud las pasó en Ajalpan; su deseo de aprender y su afición a la lectura lo hicieron su propio maestro; muy pronto él mismo y sus seres queridos descubrieron sus aptitudes para la enseñanza, ya que a sus vecinos, incluyendo gente adulta, les enseñó a leer y escribir. Esto fue suficiente para que contando apenas con 16 años se hiciera cargo de la escuela de niños de la entonces risueña y apacible Villa de Ajalpan.

Después Joaquín se trasladó a Tehuacán en busca de mejores horizontes y de inmediato fue contratado para hacerse cargo de la escuela municipal de niños. Aquí fue donde demostró su preclara inteligencia y su enorme interés por la Patria, ya que de inmediato propuso al ayuntamiento que las escuelas de niños y de niñas deberían llevar nombres de personajes ilustres de México; de esta manera consiguió que la escuela municipal de niños adoptara el nombre de Ignacio Manuel Altamirano y la de niñas el de la Corregidora de Querétaro, doña Josefa Ortiz de Domínguez.

Como director de la primera institución logró ordenar el archivo de la misma, además de aumentar el número de maestros y nombrar ayudantes para poder atender más dignamente al alumnado, por si esto fuera poco logró motivar a los munícipes para incrementar el fondo de instrucción a fin de adquirir pizarrones y pizarrines, mobiliario y otros implementos escolares. En pocas palabras Paredes Colín resultó todo un innovador de la educación local.

En el año de 1898 se convirtió en el principal promotor para la apertura de una biblioteca pública realizando una intensa e incansable campaña a través del periódico El Crepúsculo, logrando su propósito un año después, dotando a la ciudad de un centro de aprendizaje y cultura a cambio prácticamente de nada. La pasión por las letras del entonces joven Joaquín lo llevó a profundizar en el campo del periodismo, iniciando la publicación de sus famosos Apuntes Históricos en el semanario El Siglo XX, esto ocurrió en el año 1899.

El 15 de marzo de 1900, cuando estaba por cumplir los 40 años de edad, recibió una carta del señor José de Jesús Herrera, la cual en su parte medular dice: “La noche que pernoctó en Tehuacán el señor licenciado Benito Juárez, estuvo en el cuartel del Carmen, se le alojó en un cuarto que entrando a dicho cuartel, a la izquierda, dando vuelta por el patio, era la primera pieza, en que allí teníamos el Cuarto de Banderas, y como yo estaba de comandante de guardia, a mi se me encomendó la vigilancia del citado señor Juárez” La misiva se refiere al 4 de junio de 1853, fecha en que el ilustre patricio don Benito Juárez estuvo preso en Tehuacán, de paso a su destierro hacia Nueva Orleáns, exactamente en el sitio que hoy ocupa la Cruz Roja cuyo hecho rememora una placa colocada precisamente a instancias del señor Paredes Colín el 5 de mayo de 1904, aunque en realidad la lápida de mármol fue descubierta el 22 de octubre de ese año, debido a que don Joaquín, promotor de la idea y patrocinador de la placa, había invitado al licenciado Benito Juárez Maza, hijo del Benemérito, para que la develara, pero por motivos de carácter personal no pudo asistir y nuestro admirado historiador tuvo que posponer hasta octubre este acto.

En 1910, y como parte de los múltiples festejos del Centenario de la Independencia Nacional, don Joaquín quiso contribuir aportando unos “apuntes exclusivamente para mis hijos” tal y como advierte al inicio de su obra Apuntes Históricos de la Ciudad de Tehuacán y para ello Paredes Colín dijo el 10 de enero de 1910 que había concebido la idea de publicar ese trabajo apoyado en la obra La Ciudad de Puebla y la Guerra de Independencia, de la autoría del profesor Enrique Gómez Haro.

Excelente retrato al óleo realizado por el ilustre caricaturista tehuacanero Jorge Carreño Alvarado y que sirvió de portada a un numero especial del periódico La Escoba.

Pero como carecía de los recursos económicos necesarios para editar esa publicación, se dirigió al entonces presidente municipal de Tehuacán, Francisco Fortoul Olivier, para solicitarle una ayuda de 100 pesos para poder sacar a la luz pública su libro a cambio de darle al ayuntamiento 200 ejemplares. Fue así como don Joaquín consiguió por fin publicar la primera edición de sus apuntes históricos, la cual constó de 500 ejemplares que tuvieron un costo de 50 centavos cada uno, recibiendo además el apoyo de varios anunciantes, entre ellos figuran la cantina y billares La Lonja, propiedad del español Antonio del Puerto; La Industria Nacional, de Antonio Sáenz Guevara; El Valor, de Melesio Herrera Alvarado; Gran Hotel México, de Benito Rodil y Andrés Bello; La Tehuacanera y La Universal, de los hermanos Orozco y del fotógrafo Luis Pérez.

Su inmensa vocación para servir a los demás lo animó a colaborar en varios ayuntamientos municipales ocupando distintos cargos, desde regidor de Instrucción Pública, tesorero, encargado de Hacienda, hasta ser presidente municipal, demostrando siempre que su mayor recompensa era la suma de amigos y no la de tempestades. Por ello tal vez fue inevitable su incursión en la política, llegando a ser diputado por la XXVIII Legislatura; también fue Administrador del Timbre. Aunado a ello al adquirir la imprenta El Refugio se convirtió en valioso impulsor del pensamiento literario de muchos poetas y artistas locales al editar periódicos, revistas y libros dedicados a las bellas letras.

En 1921 al conmemorarse el Centenario de la consumación de la Independencia tuvo la magnífica idea de publicar otro libro titulado El Distrito de Tehuacán, el cual presenta breves pero sustanciosas monografías de los municipios que entonces conformaban el entonces Distrito de Tehuacán, describiendo en forma antropológica el origen de muchos pueblos y de sus respectivas etnias. Para mala fortuna de don Joaquín esta edición no logró salir a la luz en esa fecha sino hasta cuatro años después pudo por fin llegar a las manos de sus ávidos lectores.

El 19 de mayo de 1922 llegó a esta ciudad el señor Próspero Cardoso, representante del ayuntamiento de Tepecuacuilco, Guerrero con la intención de indagar en la parroquia el sitio exacto donde se hallaban sepultados los restos de Valerio Trujano para trasladarlos a esa población que era la tierra natal de este valeroso insurgente. 10 días después de intensa pero infructífera búsqueda el señor Cardoso desconsolado por no haber logrado su objetivo manifestó que regresaría con más gente para continuar con su afanosa tarea, a lo cual Paredes Colín le dijo lo siguiente: “Creemos que tratándose de un héroe de la talla de Valerio Trujano, pertenece a todo el pueblo mexicano, y por ello sus restos donde quiera que estén, serán igualmente homenajeados” Cabe señalar que la partida de defunción de Valerio Trujano se encuentra anotada en el libro séptimo del archivo parroquial, en el folio número 123, partida 77, aunque hasta esta fecha sus restos no han sido localizados a pesar de posterior búsqueda.

A principios de 1925 Paredes Colín aportó la iniciativa para la construcción del camino que comunicaría a Tehuacán con Huajuapan de León, exhibiendo argumentos tan sólidos que de inmediato muchas personas y miembros de la Cámara Regional de Comercio la apoyaron hasta lograr que esta ciudad tuviera comunicación con esa importante población oaxaqueña, y aunque esta obra se realizó en varias etapas y durante muchos años, los que ahora disfrutamos del cómodo tránsito a Huajuapan bien haríamos en recordar que la idea primera de trazar ese camino fue de don Joaquín. Honor a quien honor merece.

Una anécdota interesante fue cuando el general Donato Bravo Izquierdo asumió la gubernatura del Estado de Puebla y sabedor de la probidad de nuestro historiador no dudó un instante en invitarlo a colaborar con él, nombrándolo presidente municipal de la ciudad de Puebla, cargo al que don Joaquín declinó con su acostumbrada humildad, haciéndole saber a don Donato que había mejores hombres que él para ocupar tan importante puesto. Otra anécdota curiosa es que don Joaquín tenía una costumbre muy peculiar: por la mañas solía salir muy temprano a recorrer las calles de la ciudad en busca de niños pobres que anduvieran descalzos; cuando localizaba a uno, de inmediato le regalaba una tarjeta postal en la cual le pedía que escribiera algo. El motivo de este proceder era que Paredes Colín tenía la firme creencia de que los niños que escribían su nombre en una tarjeta postal nunca se enfermarían de gripe.

Posiblemente presagiando que el momento final estaba cerca, en el mes de agosto de 1928 tuvo que ser trasladado a la ciudad de México para someterse a delicada intervención quirúrgica de la cual no tuvo complicaciones; pero nuestro admirado historiador insistió a sus familiares a que los trajeran de inmediato a Tehuacán. El miércoles 5 de septiembre de aquel año de 1928, a las 20:40 horas, don Joaquín Paredes Colín dejó de existir cuando contaba con 68 años de edad, rodeado de sus familiares y amistades cercanas; su esposa, doña Trinidad Román, así como sus hijos Isaac, Joaquín, María, Ana María y Sara recibieron las condolencias de decenas de personas que acudieron a las honras fúnebres a la capilla ardiente instalada en su domicilio ubicado en la casa número 52 de la calle de Juárez, hoy 3 Poniente.

A las 16 horas del jueves 6 de septiembre el féretro que contenía los restos mortales de don Joaquín fue sacado en hombros para dirigirse al panteón municipal seguido de un numeroso cortejo fúnebre conformado por familiares, amigos, alumnos de las escuelas Zaragoza, del profesor Juan de la Lanza; Vicente Guerrero, de don Manuel Valderrama; así como niños de las escuelas municipales Ignacio M. Altamirano y Josefa Ortiz de Domínguez.

De esta manera culminó la fructífera existencia de un hombre que fue un magnífico ejemplo de rectitud, honradez a carta cabal y una fuente de sabiduría que sin ningún egoísmo compartió con todo aquel que se lo solicitó. Para honrar la memoria de este ilustre profesor e historiador, desde el 25 de septiembre de 1928, o sea 20 días después de su fallecimiento, el hombre de Joaquín Paredes Colín le fue impuesto a la Biblioteca Municipal.


0 comentarios
bottom of page